Robot de cocina

Cuántos artilugios domésticos hemos incorporado a nuestras vidas en estas últimas décadas? Casi sin darnos cuenta hemos transformado la casa en un museo de tecnología aplicada al hogar. En algún rincón está guardada desde hace años la primera plancha, la primera licuadora y algunos otros elementos pensados para hacernos la vida mejor, o al menos más fácil y llevadera.

Muchos de esos aparatos fueron parte de una lista de bodas, y ahora relegados por la inexorable actualización de la industria, esperan tras bambalinas el momento en que decidamos deshacernos de ellos, seguramente en una próxima mudanza.

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De todos esos elementos que la tecnología ha puesto a nuestra disposición no hay como el robot de cocina para plantearnos el gran dilema de deshacernos de él o no. Generalmente, siendo como son unos aparatos que funcionan con un principio muy básico, aunque puedan llegar a tener diseños futuristas y enamorarnos por su aspecto, no dejan de ser trituradoras de alimento.

Y eso que parece un demérito, es su mérito principal. ¿Cómo podría atenderse una comida para muchas personas sin la ayuda del robot de cocina? Por supuesto que el tradicional y muy humano sistema de “píquelo usted mismo” siempre está a nuestra disposición y lo único que necesitaremos será una tabla de corte y un buen cuchillo de cocina.

Pero la contra, y muy notoria, es el tiempo que nos insumiría. Si algo hemos logrado gracias al desarrollo de la tecnología es aprender a ahorrar tiempo, y el robot de cocina es la mejor hucha para eso.