Las aplicaciones de la robótica desde hace décadas han alcanzado numerosos aspectos de la vida de los humanos. Desde su participación en la industria automovilística, a la desactivación de explosivos, pasando por un enorme elenco de industrias que en alguna fase de su producción emplean estos inventos humanos para realizar tareas peligrosas, o de alta precisión o simplemente porque la ecuación económica de la que se deriva el concepto de eficiencia se ha decantado a su favor confrontados con los seres humanos.
En España, iRobot, una empresa americana con casa matriz en Bedford, Massachusetts, fundada en 1990 por Rodney Brooks, Helen Greiner y Collin Angle, presenta una exposición de sus productos robóticos, en el Museo de Ideas e Inventos de Barcelona, que son utilizados con fines de investigación y militares, hasta fines de Marzo del 2013.
La tecnología aplicada en estos dos campos ha servido para construir también los robots Roomba, una línea de aspiradores domésticos, inteligentes y autónomos, capaces de limpiar una habitación en el horario programado, y hacerlo de manera eficiente. Con una serie de sensores estratégicamente ubicados los Roomba cambian de dirección una vez que tocan con un objeto en su camino. Poseen una serie de fases de limpieza, y están programados para reconocer áreas especialmente sucias sobre las que detenerse por más tiempo a fin de lograr el cometido para el que fueron creados (y adquiridos por los usuarios).
Así es que Roomba, el robot aspirador doméstico, como sus parientes robots en el campo de batalla en Iraq o Afganistán, libran su propia guerra contra la suciedad de nuestros pisos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario